es sábado por la tarde, el cielo es nublado, recobro el habito por la escritura, pues los rincones de mi cabeza crujen alimentando el vació en el que me he adentrado, con el miedo de perder la cordura con mis palabras, descontrolandome en la confusión que me has hundido, queriendo salir de aquí con las pocas fuerzas de mi corazón astillado; comienzo a reflexionar si esto es una partida perdida o una tremenda victoria.
tu sonrisa clavada en mis pensamientos, aquellas frases que pronunciaste antes de partir recobraron vida dentro de mis sueños , solo dos opciones se plantearon y ninguna de las dos es errónea pero tampoco es correcta, pues se retiraran volando de este mundo.
con la esperanza a la derecha y la fe en la izquierda, mis días permanecen concretos y rutinarios, recogiendo la fuerza de mi promesa de no marcarte a tu petición claro. Queriendo detener el flujo del tiempo para tener la sutileza de expresarte mis puntos con sensatez.
lejos de este abismo encuentro una salida, perfectamente diseñada para esperar y tomar las fuerzas perdidas; encontrando que todos somos libres de cualquier presión y así puedo comprender tus hermosas huidas, pues mis palabras son fuertes y difíciles de digerir al igual que las tuyas, entiendo que la decisión que tomaras es definitiva, me preparo para la ventisca.
mis pensamientos son revueltos y cambiantes pero entre ellos hay algo realmente seguro y es que te deseo, te anhelo, te extraño, que eres mi única debilidad posible y siendo sincero me fui preso desde el primer beso, la pasión que nació en mi ser por ti es muy grande, quiero un mundo contigo.
en cualquier decisión que tomes recuerda que aunque me duela una de las dos aquí estaré ...